En presencia de una puerta corredera, a menudo no se pueden utilizar sistemas normales de fijación. Dependiendo de las circunstancias, será aconsejable anclarse directamente al marco empotrado de la puerta con tornillos para metal, o bien utilizar tornillos y tacos más cortos siempre que el espesor útil del revestimiento lo permita. Obviamente los tornillos tendrán que ser siempre de acero inoxidable. La silicona, aunque por sí sola no sería suficiente, puede ayudar a estabilizar el conjunto. Se aconseja encarecidamente la elección de un modelo con puerta enmarcada.